viernes, 21 de diciembre de 2012

'Con la cabeza bien alta y el mundo bajo mis pies.'

Realmente no sé para qué voy a soltar todo ésto por aquí, porque al fin y al cabo luego pensaré de forma distinto al releerlo por la mañana y lo más probable es que lo borre, pero bah, supongo que me hace falta descargar.

Llevo alrededor de diez minutos dándole vueltas a lo mismo, a cómo explicar y qué palabras utilizar sin que parezca que echo balones fuera. Esto de escribir es tan hetereo y abstracto que acabas divagando sin darte cuenta. Aun siendo así, creo que la mejor manera de comenzar esto es soltándolo todo y no rectificar lo que se escriba. Allá va.

Una sensación de pesadez en el cuerpo nada más levantar, como si el aire presionara mi cuerpo haciéndome saber ya, desde por la mañana, lo fatigoso que iba a ser ese día. Igual de cargante que todos los demás. A regañadientes, e intentando mantener una sonrisa hacia todo aquel que me mirase, conseguía pasar los días. Uno y otro, y otro más. Las ganas de vivir la adolescencia se iban consumiendo, como la paciencia; esa tan inmensa paciencia que desconocía tener. Pero con el tiempo ésta acaba quedándose pequeña para tanto problema y tanta solución que se me exigía. Acabé por no tener ganas de opinar, de debatir, de luchar un día más. Me dije a mí misma 'Esto se acaba aquí'. Y exacto, más tarde o más temprano dejé de estar así. Bien fuera porque el motivo de ese mal estar ya no estaba en mí o porque supe en qué momento arriesgar lo que tenía para pasar a vivir. A vivirlo todo otra vez.

Pasaron los meses y aprendí a defenderme ante todo lo nuevo, que ni siquiera para mí era nuevo, simplemente era olvidado. Y cuando ya estaba más o menos equilibrada, (a excepción de mi autoestima, que ella misma procuraba estar sosteniéndose en un hilo y meciéndose de allá para acá ) las cosas empezaron a tornarse otra vez a negro.
Sin quererlo, o queriéndolo, yo ya no sé, me volví a envolver en una enredadera referida a ésto que muchos llamáis amor.
Resalto ésto último de 'referida a ésto que muchos llamáis amor' porque el significado del amor es relativo para cada cual,  pero particularmente yo tengo una concepción de ello bastante peculiar.
Pero ese último bache, no tan eterno como el anterior, fue algo más llevadero. Supongo que porque de tanto chocarte con la misma piedra, o en este caso piedras que guardan similitud, acabas aprendiendo cómo esquivarlas. Forgé de nuevo mi estado anímico con la única diferencia de que esta vez mi autoestima también fue en ascenso.

Y no sé si será o no así, pero así quiero interpretarlo yo. Prefiero pensar que cada experiencia de este año y cada solucn que he impuesto a los problemas que se me plantearon, me han servido para mantenerme tal y como estoy ahora; avanzando.